TEA: Guía para su detección precoz
El objetivo de
esta guía es facilitar la tarea de los médicos pediatras en la mejora de la detección de los niños y niñas con sospecha de padecer un Trastorno del Espectro Autista (TEA).
Hasta este momento, la detección de este trastorno se hacía en torno a los 36 meses. Con su adelanto se obtiene una mejora derivada de los beneficios de una intervención precoz adecuada, que repercute además en el mejor trato del desconcierto y la incertidumbre, tanto por parte de padres como de educadores, respecto a cómo tratar a su hijo/alumno.
En la última década de investigación dentro del ámbito de los TEA se ha hecho un esfuerzo importante para determinar cuáles serían las señales de alarma, que ya desde edades tempranas, podrían informar a un profesional de la existencia de un alto riesgo de estar ante un niño pequeño que lo padezca. Por ello es importante incorporar el conocimiento, por parte de los profesionales que llevan a cabo el seguimiento de salud infantil (comúnmente llamado programa del niño sano), de dichas señales de alerta o indicadores de riesgo para la detección precoz del autismo. Señales que son fácilmente detectables alrededor de los 18 meses de vida del niño.
Con esta detección temprana se posibilitará el derivar lo antes posible al niño/a con un alto riesgo de padecer un TEA a un diagnóstico en profundidad y a la intervención más adecuada para él/ella, y así, optimizar los aprendizajes en la etapa tan fructífera para el desarrollo como es la que precede a la edad de escolarización en educación primaria.
También permitirá comenzar la formación inmediata de educadores y padres para la utilización temprana de técnicas y estrategias educativas específicas para estos niños y niñas.