

En Ciencia se entiende por inteligencia la capacidad de representar y manipular información. No implica un comportamiento determinado, sino el poder comprender el por qué de las cosas. Lo que nos hace inteligentes no es la cantidad de información que tenemos, sino la capacidad de raciocinio.
Los genes determinan nuestra inteligencia, pero también influye el entorno en el que crecemos.
Si Einstein hubiera nacido en África su cerebro habría sido el mismo, pero las condiciones culturales no le hubieran llevado a desarrollar la teoría de la relatividad.
¿Hay una inteligencia general para todo? ¿Sirven los tests para medirla?
tres14 entrevista a Antoni Castelló, psicólogo de la Universidad Autónoma de Barcelona, que nos explica todo lo que la Ciencia ha descubierto de la inteligencia.
Desde la mujer que soy,
a veces me da por contemplar
aquellas que pude haber sido;
las mujeres primorosas,
hacendosas, buenas esposas,
dechado de virtudes,
que deseara mi madre.
No sé por qué
la vida entera he pasado
rebelándome contra ellas.
Odio sus amenazas en mi cuerpo.
La culpa que sus vidas impecables,
por extraño maleficio,
me inspiran.
Reniego de sus buenos oficios;
de los llantos a escondidas del esposo,
del pudor de su desnudez
bajo la planchada y almidonada ropa interior.
Estas mujeres, sin embargo,
me miran desde el interior de los espejos,
levantan su dedo acusador
y, a veces, cedo a sus miradas de reproche
y quiero ganarme la aceptación universal,
ser la "niña buena", la "mujer decente"
la Gioconda irreprochable.
Sacarme diez en conducta
con el partido, el estado, las amistades,
mi familia, mis hijos y todos los demás seres
que abundantes pueblan este mundo nuestro.
En esta contradicción inevitable
entre lo que debió haber sido y lo que es,
he librado numerosas batallas mortales,
batallas a mordiscos de ellas contra mí
-ellas habitando en mí queriendo ser yo misma-
transgrediendo maternos mandamientos,
desgarro adolorida y a trompicones
a las mujeres internas
que, desde la infancia, me retuercen los ojos
porque no quepo en el molde perfecto de sus sueños,
porque me atrevo a ser esta loca, falible,
tierna y vulnerable,
que se enamora como alma en pena
de causas justas, hombres hermosos,
y palabras juguetonas.
Porque, de adulta, me atreví a vivir la niñez vedada,
(...)
No culpo a nadie. Más bien les agradezco los dones.
No me arrepiento de nada, como dijo la Edith Piaf.
Pero en los pozos oscuros en que me hundo,
cuando, en las mañanas, no más abrir los ojos,
siento las lágrimas pujando;
veo a esas otras mujeres esperando en el vestíbulo,
blandiendo condenas contra mi felicidad.
Impertérritas niñas buenas me circundan
y danzan sus canciones infantiles contra mí
contra esta mujer
hecha y derecha, plena.
Esta mujer (...) que,
me gusta ser
(Leer completo en el video o pinchando en el enlace de Gioconda Belli (arriba!!)
- Hola doctor. Mi medico de cabecera se ha empeñado en que venga a visitarlo, pero sé que no tengo que estar aquí. Le dice un paciente al psiquiatra).
Parece que el ser humano no puede ser feliz.
Nadie cree en la Felicidad.
1. Plantéate hipótesis alternativas
2. Reformula la pregunta
3. La correlación no implica causalidad
4. Anticípate a tu propia impulsividad
5. Haz planes para prevenir cualquier eventualidad
6. No tomes decisiones importantes cuando estés cansado
7. Toma distancia de las cosas
8. Intenta ser racional
9. Prioriza
10. La felicidad se encuentra en la sala de espera de la felicidad
Fuente: Eduard Punset
Nueve meses de embarazo con controles regulares a la madre y al feto… pero
¿alguien tiene en cuenta el estado emocional de la embarazada?
¿Somos conscientes de que el estrés de la madre llega hasta su bebé?
Eduardo Punset descubre, de la mano de la investigadora en psicobiología perinatal del Imperial College London, Vivette Glover, la estrecha relación entre las emociones y la vida en el útero materno.
“Educación emocional desde el útero materno”
Se emitió el domingo 04/10/09
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Elige un momento del día o quizá una mañana o todo un día.
Será tu tiempo.
¡ Disfrútalo!
Mírate al espejo y quiérete.
Nadie va a quererte tanto... como tu misma.